Los claveles son de las flores más famosas del mundo entero, quizás las segundas más populares detrás de las rosas. Existen diversas variedades y colores, como los claveles chinos, los españoles y los turcos.

Su nombre viene al parecer desde tiempos griegos, cuando le llamaron Dianthus, que significaba las “flores de Dios”.

Existe una leyenda cristiana acerca de su origen, pues se cree que los claveles nacieron cuando las lágrimas de la Virgen María, llorando por la muerte de Jesús, cayeron al suelo y así, surgieron las primeras flores.

De aquí viene una curiosa superstición que se le atribuye a los claveles: si te arden o duelen los ojos, puedes frotártelos con pétalos de clavel rojo o rosa para aliviar la molestia, pues son ‘lágrimas de la Virgen’ que te ayudarán en tu dolor.

Debido a este viejo mito religioso, se dice que los claveles rosas simbolizan el amor de una madre, que jamás disminuye ni muere, y por eso son un gran regalo para el Día de las Madres.

Y es que, como ocurre con las rosas, se supone que cada color representa algo distinto. Los claveles blancos simbolizan la pureza, majestuosidad y buena suerte, mientras que los rojos son de amor, pasión y cariño.

No obstante, hay quienes creen que los claveles amarillos simbolizan pena y desilusión, lo contrario de otras flores amarillas que representan luz y felicidad. También, los claveles morados o púrpuras hablan de desprecio, enemistad y malos deseos así que solo hay que regalarlos si le gustan a esa persona.

Los verdes simbolizan buena suerte, dinero y abundancia. Pero curiosamente, aunque los blancos son de pureza, está otra superstición de que no hay que regalarlos a todo tipo de artistas antes de una presentación porque le estarías robando la buena suerte.

A nivel curativo, se dice que el clavel tiene múltiples beneficios. Su infusión puede usarse para aliviar males de la vista, como ojos cansados o irritados.

También se puede beber té o infusión de clavel para aliviar dolores de cabeza, anginas de pecho, asma y ciertos dolores reumáticos o de ciática.

El té o infusión de clavel se cree también que puede ser tomado contra la ansiedad, la depresión, para combatir la neumonía, la anemia y como aromaterapia, para calmar los nervios y estados emocionales depresivos.

Aquellos que tengan alergias o irritaciones en la piel pueden usar compresas o cataplasmas de clavel para promover la cicatrización, regeneración de piel o aliviar erupciones y otras dolencias.

Una contraindicación importante es que ninguna mujer embarazada o en proceso de lactancia debe tomar o consumir el clavel de ninguna manera, así como niños menores de cinco años.

En cuanto a las propiedades esotéricas, los claveles son usados para grandes propósitos, pues son muy buenos para limpiezas energéticas. Puedes tener un jarrón con claveles rojos y blancos en el centro de tu casa para renovar energía pura.

Si sientes que tu casa está impregnada de energía negativa, puedes rociar aceite o esencia de clavel por las habitaciones, como una manera de ‘limpia’ para deshacerte de cualquier mala vibra.

Los claveles también pueden ser ingredientes fundamentales en varios rituales, tanto de buena suerte y protección, como aquellos en que busques atraer amor, fortuna o abundancia.

Es una gran flor, aliada para muchos rituales y objetivos; particularmente, el clavel es genial como amuleto y efectivo para los nativos de Sagitario.